Carta de bienvenida. Ude Osae, Ikkyo.
Para estrenar este blog consideré bastantes temas que nos pueden interesar del Aikido. Desde su historia, hasta algunas de las prácticas más exóticas que podemos encontrar en internet. Sin embargo, creo que uno de los temas más apropiados también fue una de las primeras cosas que aprendimos. Y seguramente a muy pocos nos emocionó después de ver como los practicantes se lanzaban por los aires.
Ude Osae Ikkyo. No importa si iniciaste con alguno de tus sempai o lo explicó tu sensei; probablemente has oído este nombre. Así como su traducción, “control del brazo”. También se habrá mencionado como Ikkyo, y que este nombre se traduce como “primera enseñanza”. Servirá como una introducción al Aikido, fácil y práctico, ya que no necesitarás saber rodar. También servirá para aprender paciencia y que las cosas más efectivas no necesitan ser vistosas ni elaboradas.
Posteriormente te dijeron que las inmovilizaciones se ordenan numéricamente, es decir; Ni (2), San (3), Yon (4), Go (5) y Roku (6). Y a su vez tienen un nombre más complejo correspondiente a la descripción del movimiento. Si la información que vimos en la ceremonia inicial, el calentamiento, los desplazamientos y agarres no fue suficiente. Para este momento todos estuvimos arrepentidos de no haber entrado con un cuaderno a nuestra primera clase.
Si estás leyendo esto, lo más probable es que hayas sobrevivido esa primera clase y habrás continuado durante algunos meses, años o incluso décadas. Después de la confusión por toda la teoría, esfuerzo, frustración, lesiones, malas caídas e incluso una cuarentena habrás visto que nada se aprende sin esfuerzo.
Has aprendido que lo más valioso de la vida cuesta y que la mejor forma de aprender en algo es con pasión y motivación. Quiero felicitarte por seguir adelante y no haberte rendido desde un principio. Aun siendo difícil; el camino de las artes marciales es satisfactorio y trae mucha felicidad a largo plazo. También quiero ofrecerte mi respeto, pues el Aikido requiere seguir adelante sin titubear.
En caso de que ya lo hayas intentado y lo dejaste; te recomiendo probar de nuevo, puede que no haya sido el momento correcto o simplemente ese no era el maestro indicado. Si nunca has practicado Aikido, te invito a buscar tu Dojo más cercano. A diferencia de lo que has leído ahora. Las clases huelen a incienso, se sienten como la felicidad de hacer cosas que antes no podías y se viven anécdotas con amistades que durarán toda la vida.
De esta manera, el Aikido está lleno de historias de los grandes maestros que recuerdan como durante su crecimiento se encontraron con acertijos que no pudieron resolver hasta años después. Una vez que descifran el acertijo, lo comparten con sus alumnos y se descubre que no solo contenía enseñanzas técnicas sino a su vez importantes moralejas de vida.
Después de tanto tiempo las escuelas se han diversificado. Los estilos se han vuelto muy variados y las anécdotas son cada vez más enriquecedoras para aquellos que quieren aprender un camino de vida. Si has vivido alguna de ellas por favor compártelas con nosotros. Como mucha gente lo ha mencionado, el Aikido es para compartir y este es un momento en el que todos podemos disfrutar con nuestras múltiples historias a lo largo del camino.